Uno de esos que te tirarías en la ducha

Él parecía así; tan delgado, tan rígido, frío e indifefrente, tan ciego y tan ignorante, esquivo e incluso pasivo y perdido, rozaba lo sencillo. Nunca sabías si iba a aparecer, no podías asegurar que cumpliera un acuerdo a tiempo. Pero sentías que podías decir cualquier tontería, porque iba a tener algo de sentido. Escapista e imaginativo. Tan libre.

Él era en el fondo como una gominola, exactamente igual, hasta en la fecha de caducidad. Y ¡vaya que si lo era!, desde el principio sabías que tarde o temprano iba a existir un final más bien definitivo. Pero a pesar de todo, seguirías con la convicción de que es de lo más tierno (NOTA: dejar de pensar con tanta confianza).

Mirna movía las piernas entretenida mientras terminaba de escribir en su cuaderno; Jake salía del baño en ese momento con la toalla blanca rodeando su cintura. Ni se dio cuenta y casi no se entera de que se ponía de puntillas para intentar ver lo que escribía.
-¡Eh! No cierres, estaba viendo ¿qué haces?
-Nada, sólo pienso- cuánto le jodía no poder terminar de escribir sus ideas justo cuando las pensaba, luego siempre se olvidaba- ¿puedo pasar yo?
-Claro- la agarró de la mano y la fue desnudando por el camino. Mirna ya no trataba de frenarlo, había decidido no pensar tanto en el dinero mientras estaba con él.

Esta vez tuvo que hacer una excepción y la factura del agua la pagaron entre los dos.

2 comentarios:

alvarodrv dijo...

Me han entrado ganas de ducharme con alguien :D Muy bueno!

Dara dijo...

La fecha de caducidad de una gominola es cuando te la comes, ¿no?




(gruñidodemarmota)