El fin está en el cielo

-Ven, acompáñame- la inercia de sus manos unidas hizo que tirara de aquel cuerpo inerte- tienes que ser capaz de reaccionar.
-Dios...¿qué pretendes hacer?
-¡Vamos! Se te ve salir el agobio hasta de los oídos, pequeña, se balancea en tu arito cuando no lo ves.

Un paseo nocturno, noche de charla. Calma, mucha calma.
Tenemos rumbo a ninguna parte, súbete si quieres... Podremos bailar, saltar y gritar.

1 comentario:

Unknown dijo...

gritamos siempre que queramos?