Y es que se le colaban hasta por las rendijas pequeñitas que dejaban al medio cerrar una ventana. Buscaban sus bracines y sus piernas flacas, buscaban escuchar el pu-pum de su pecho que provocara el ronroneo. Buscaban llenarla de pelos.
Alba, en el fondo, los quiere con todas sus ganas. Por eso procura olvidarse cuando abre una ventana o de los lugares donde se queda desparramada la leche.
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