Cocodrilos por todas partes


Hoy Senn siente las ganas de llorar colgadas en las pestañas, llenando la garganta y ocupando el corazón. Tiene la necesidad de ser como esa niña pequeña de entonces, que llora sin miedo ni control mientras abraza a su gran perrita-alfombra con fuerza para que le susurre que todo está bien, que sólo tiene que dejar de llorar para que el sol vuelva a brillar y el dolor haga las maletas y se vaya bien lejos, donde no pueda molestar a nadie. Sólo quiere estabilidad durante una casi larga temporada.

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